CIMAS

CIMA Nº 12: KILIMANJARO

La montaña más alta de Tanzania

TANZANIA

KILIMANJARO

06 / 04 / 2023

ALTITUD

5.895 m

ÒSCAR SOLSONA, JORDI GIRONA, NATÀLIA SANTAMARIA, JORDI GUASH Y ANDREU LÓPEZ

NIVEL DIFICULTAD

ALTO

CRÓNICA DE LA ASCENSIÓN A KILIMANJARO (TANZANIA)

Hace meses que llevo preparando la ascensión al Kilimanjaro. A medida que se acerca el día de partir, los nervios, la tensión y la motivación se incrementan… los meses de febrero y marzo subí considerablemente la cantidad y la calidad de los entrenamientos. Los dos últimos fines de semana previos a partir, junto con Natàlia Santamaria y Jordi Girona, hemos procurado trabajar la aclimatación con estancias en Nuria así como en Vallter. Adicionalmente, llevaba semanas trabajando la resistencia aeróbica (con 3 días semanales de correr) así como realizando alguna salida semanal a la montaña (Sant Jeroni, Bassegoda entre otros). Como en el año pasado en la ascensión al Ararat, he hecho los “deberes” y esto me da tranquilidad.

El avión de KLM nos sale el sábado 1 de abril a las 6:20 de la mañana de la Terminal 1 rumbo al aeropuerto de Schiphol de Ámsterdam. He pasado la noche en el aeropuerto del Prat junto con Jordi Girona, compañero de la Selva del Camp (Reus) con quien nos hemos conocido en las semanas de preparación del trekking y hemos desarrollado una muy buena relación y nos compenetramos bien. A las 4:00 de la mañana aparece Natàlia Santamaría que ha dormido en un camping próximo al aeropuerto y su pareja la ha acercado a la Terminal 1. Con ella hace más tiempo que nos conocemos, concretamente de la ascensión a la Ararat (Turquía) y la considero un activo indispensable en cualquier grupo de montaña. Metódica, disciplinada, profesional, con personalidad y con una altísima dedicación y aprecio por todo lo que rodea la montaña…también nos compenetramos muy bien y junto con Òscar Solsona (amistad de toda la vida que me ha acompañado en otras expediciones) y Jordi Guasch (a quien también conocí en el Ararat) forman parte de mi “familia de montaña”. Me gusta tenerlos presentes a todos ellos en esta expedición, es un extra de energía positiva que ayudará a llegar a la cumbre.

Las cosas no empiezan con buen pie. El avión retrasa su salida 1 hora y en vez de llegar a las 8:40 llegamos a las 9:40 a Schiphol. Las puertas del avión Ámsterdam – Kilimanjaro cierran a las 10:00 y tenemos que correr, tenemos que correr mucho durante 1,5 kilómetros de locura para llegar a las 9:58 ante las puertas de nuestro avión de KLM (consejo importante: no volar con KLM). Lo más importante es que nosotros llegaremos a Tanzania a las 22:45 y pese a que presiono mucho, me dice el personal de KLM que no hay nada que hacer y que nuestro equipaje no llegará con nuestro vuelo, sino que lo hará 24 horas después con el vuelo de mañana domingo cuando nosotros ya habremos empezado el trekking. Evidentemente resulta un problema no disponer de parte del equipaje si bien esta posibilidad estaba en buena parte “cubierta” y en la mochila que he subido en cabina del avión hay todo lo necesario para poder andar (únicamente faltarán las botas de montaña, el saco de dormir, el neceser, la cantimplora, suplementos nutricionales y camisetas, que en los días iniciales de trekking son totalmente prescindibles).

8

Llegamos a Tanzania a la hora prevista 22:45. Ha sido un vuelo largo que me ha pasado relativamente rápido entre leer la revista “Viajes” (siempre va bien un poco de inspiración viajera) y escribir contenido y crónicas para la web de Top Summits of the World que en breve verá la luz. Nos damos cuenta enseguida que África, y en concreto Tanzania, es otro mundo opuesto y que tramitar nuestro visado en el país así como reclamar por nuestro equipaje extraviado nos supone un “extra” de tiempo importante. Saliendo del aeropuerto nos espera el “jefe”, Mr Johnson, que es el contacto que nos había proporcionado nuestra agencia de origen y que en una furgoneta nos acercará al hotel de Mosho. Llegaremos a la 1:00 de la madrugada al hotel y lógicamente nos tendremos que esperar al día siguiente, domingo, para conocer a nuestros compañeros (ellos se habrán conocido en la cena de sábado).

2

Hemos podido descansar muy bien a pesar de las pocas horas de cama que hemos tenido. Somos los últimos en llegar al desayuno y conocemos allá al resto de integrantes del grupo:

  • Paco, Rosa y Joan provenientes de Barcelona, son del mismo club excursionista y hace años que comparten aventuras,
  • Marta proveniente de Madrid, economista como el impulsor de este proyecto,
  • Andrea (la benjamina del grupo), Leticia y Oscar provenientes de Murcia, estos últimos pareja y unos grandes aventureros con experiencia en todo el mundo,
  • Quira y Juan (pareja), Juan Fran y Víctor, todos ellos provenientes de Gran Canaria y que vienen bajo el paraguas de la agencia de viajes de Víctor.

Las 16 personas que integran el grupo nos dirigimos a Londorossi Gate (2.100 metros) y que es el inicio de nuestra “Lemosho Route”, una ruta de en torno a 65 quilómetros y 5.500 metros de desnivel positivo que presenta un trayecto largo y tranquilo para ascender al Kilimanjaro y que, como gran ventaja, permite una aclimatación progresiva. Otras rutas son la ruta Machame, ruta Marangu, Circuito Norte, ruta Rongai y ruta Umbwe. Previamente al inicio de la ruta he intentado minimizar los daños por la incidencia de las maletas extraviadas y he comprado un par de camisetas, un sombrero con el que protegerme del sol, así como he alquilado una cantimplora y un saco de dormir.

Después de 3 horas de conducción lenta llegamos a Londorossi Gate (2.100 metros) y con posterioridad a una rápida comida iniciamos nuestra primera jornada de trekking. Tenía ganas de este silbato inicial, de estos primeros pasos… la jornada por la tarde no será larga y en 4 horas aproximadamente tendremos que salvar un desnivel positivo de 600 metros, así como recorrer una distancia de únicamente 6 kilómetros.

Esta primera etapa a nivel de paisaje me recuerda muchísimo a la Isla de la Reunión en la que estuve el septiembre del año 2022 completando el trekking de la “Diagonal de Fous” con Òscar Solsona y es que el paisaje es pura selva, con una vegetación abundante que se enfila gigante buscando el cielo. La presencia de divertidos primates, de bonitas tonalidades blancas y negras, nos llama la atención y nos hace la ascensión hasta el campamento 1 de Mti Mkubwa Camp (Big Tree) (2.895 metros) muy amena. Llegados allá, tomamos conciencia de la dimensión de la expedición en la que nos encontramos inmersos y es que nuestro equipo de apoyo (cocineros, guías, “porteadores”…) formado por más de 40 personas nos da la bienvenida con bailes y cantos que parecen invocar a dioses a la vez que desearnos buenos augurios en el importante viaje que nos espera. Vamos a dormir pronto, no sin antes conocer la que será nuestra rutina de alimento… primero sopa caliente y después carne con verduras, patatas y/o arroz. Las tiendas están magníficamente preparadas, son grandes y presentan un buen colchón.

En nuestro día 2 de trekking nos espera una etapa larga de 10 horas, 18 kilómetros y 1.000 metros de desnivel positivo que nos tiene que llevar hasta Shira 2 Camp (3.810 metros) con un paso previo por Shira 1 Camp (3.505 metros) en el que comeremos y recuperaremos fuerzas. Los kilómetros iniciales de la etapa son similares a los del día anterior con mucha abundancia de árboles y presencia de selva. No obstante, y a medida que nos acercamos a Shira 1 Camp (3.505 metros) la presencia de árboles se va reduciendo para encontrarnos un paisaje con mayoría de arbusto y matorral. Nos llama la atención la capacidad de los “porteadores” para transportar equipajes de en torno a 25 kilogramos por cotas tan altas de montaña y es que nuestro “equipo africano” son los verdaderos héroes de toda esta expedición, ellos se ocupan de que únicamente nos tengamos que preocupar de andar, comer y dormir.

Nuestro día 3 de ruta será una etapa de mantener altura y por tanto irá muy bien para aclimatar. Nos espera un día con 7 kilómetros de subida y 4 kilómetros de bajada así como 800 metros de desnivel positivo por 600 metros de desnivel negativo y un tiempo total invertido de 8 horas. Partimos de Shira 2 Camp (3.810 metros) y nos dirigimos hasta la elevación máxima del día a 4.600 metros en la que comeremos y permaneceremos un rato para empezar a acostumbrar el cuerpo a cotas altas. La vegetación empieza a desaparecer, a la vez que nos empezamos a familiarizar con el clima del territorio, totalmente imprevisible y que llegados a 4.600 metros nos recibe con una buena lluvia. Desde allá hasta Barranco Camp (3.976 metros) la lluvia persiste si bien nos da un momento que para mí será uno de los mejores del viaje en el que a mano izquierda se divisa por primera vez el imponente Kilimanjaro (cara norte nevada) y ante nuestros ojos se abre, amplio e imponente, el valle con el campamento al fondo y árboles en forma de cactus custodiándonos a ambos lados del camino. 

Llegados al campamento, tenemos un regalo durante aproximadamente 1 hora y no es otro que el sol que permitirá secar ropa, en mi caso, un activo del que no voy precisamente sobrado. Después del sol y antes de la cena, tenemos “disco” y es que de manera totalmente improvisada, compartimos bailes y “mantras” con nuestro equipo africano, se alternan nuestras canciones con las suyas y acabamos la sesión con “Waka Waka” de Shakira y todos bailando mezclados en el que es una fusión muy bonita, se mueve una energía muy especial.

Llega el día 4. Empieza la hora de la verdad y esto se respira en el ambiente. El fantástico equipo de porteadores, cocineros y guías nos regalan unos minutos de bailes, canciones y “mantras” que es una manera de darnos energía y fuerza en pro del que nos espera y es que ahora sí, el Uhuru Peak (Kilimanjaro), cada vez se hace más presente. El programa de hoy desde Barranco Camp (3.976 metros) hasta Barafu hut (4.600 metros) no presenta una excesiva distancia (7 kilómetros) pero si fuerte desnivel (900 metros de subida y 300 metros de bajada) que unidos a tramos más técnicos y expuestos (sin resultar difíciles) harán que invirtamos un total de 7 horas. Por el camino y previamente a la llegada a Barafu hut (4.600 metros) me llevo un disgusto y es que 3 “porteadores” nos hacen llegar las mochilas (de Jordi, Natàlia y mía) pero estas han sido “alteradas” respeto su estado original y a nivel personal, no aparecen en mi equipo, el saco de dormir de plumas, el frontal, la batería externa para cargar móviles, así como un “gorro”. No me impedirán ascender al Kilimanjaro, pero es una noticia que me deja una mala vibración en el cuerpo y a la que tendré que darle la vuelta. El Barafu hut (4.600 metros) se encuentra bastante recogido y protegido, acabamos de cenar a las 18:30 y nos indican que nos despertaremos a las 23:00 del mismo día para salir a las 00:00 y con la idea de hacer cumbre a las 7:00 de la mañana coincidiendo con la salida del sol.

Llevo días sin descansar bien. Siempre me cuesta dormir en lugares diferentes a los de mi casa, siempre me cuesta adaptarme a los ruidos mientras duermo, así como me cuesta adaptarme a no tener una almohada… llevo mucho sueño atrasado que no se ha convertido en un problema por mi elevada resistencia física, una de mis mejores virtudes en la montaña. Pero al cansancio de los últimos días se une un hecho inesperado, paso mucho frío durante la noche en tanto el saco que he alquilado no es suficientemente bueno para “resistir” a las frías temperaturas de la noche (de hecho en el campamento nieva). Cojo mucho frío, me levanto delirante y pronunciando frases con poco sentido, por momentos pienso si he cogido fiebre… queda 1 hora para que el grupo salga y así no podré salir. Òscar se convierte en mi ángel. Donde yo no tengo visión ni capacidad de análisis de la situación, él me dice que me ponga toda la ropa que pueda y a la vez me cede su saco de dormir mientras se va a comer algo con el resto del grupo. Durante esta hora que me queda, pido al universo y a los dioses de la montaña que me den energía para revertir una situación que no es nada buena…pasan los minutos y voy cogiendo temperatura a la vez que también lucidez. No estoy ni mucho menos al 100% pero al menos veo luz…la suficiente como para salir de la tienda a las 23:55… a las 00:00 sale el grupo rumbo a 5.895 metros.

Día 5 de trekking. El programa de hoy es muy exigente. 5 kilómetros y 1.200 metros de desnivel positivo hasta la cumbre así como 10 kilómetros de bajada y 2.800 metros de desnivel negativo hasta Mweka a 3.100 metros. La previsión es de unas 8 horas de subida y unas 5 horas de bajada. Casi nada.

La adrenalina de estar en el punto de partida junto con mis compañeros pronto desaparece y me topo con la realidad que no es otra que mi cuerpo hoy no está bien. Los días previos había funcionado a la perfección, pero hoy no voy nada bien, ni física ni mentalmente… me doy cuenta enseguida que tocará, hoy especialmente, remar a contracorriente… hoy tocará gestionar una “pájara”. Vamos subiendo y no estoy en las posiciones de delante como siempre me gusta estar los días de la cumbre, echo de menos por parte del guía más frecuencia de pausas para beber agua así como más duración de las mismas… me obligo a ir a las posiciones de delante, pero las sensaciones no mejoran y por instantes pienso en lo peor y es que no podré mantenerme con el grupo y tendré que dar la vuelta. Pero entonces pasa algo que cambia las cosas… manifiesto abiertamente que no puedo seguir aquel ritmo y que si es posible ir con un guía específico al final del grupo principal… Entonces la gente empieza a hablar, a indicar sus diferentes problemas, me doy cuenta que no estoy solo, que no soy un extraño en el grupo y que a la mayoría también le va bien aminorar el ritmo. Se producen momentos tragi-cómicos en que gente anda con los ojos cerrados, tambaleándose, siguiendo los pies del de delante por pura inercia, frío corporal, mal de altura…les digo que parecemos una “Zombi Walk”, los compañeros ríen.

7

Me ha liberado reconocer abiertamente y en grupo el hecho de no estar bien. Me encuentro en mi mejor momento y me pongo al lado de Alfred, el guía principal con el que he tenido en todo momento una gran relación y que siento que es mi “ángel”. Me pregunta que como estoy y le contesto que estoy teniendo un día muy malo pero que lo revertiré, que hoy haré cumbre. Nos miramos y sonreímos.

El fin de la noche y la aparición de la luz del día actúa como una dosis extra de energía, la necesitamos todos. La luz del día coincide con la aparición a no demasiada distancia del “Stella Point Kilimanjaro” que a 5.756 metros de altura actúa como punto de unión y confluencia de las diferentes rutas hasta la cumbre. Siento los llantos de emoción de un compañero (cada cual tiene sus “cruzadas” personales) a los cuales por efecto dominó me uno enseguida. No recuerdo haber llorado nunca tanto para lograr un hito deportivo y es que hoy ha sido una batalla de 7 horas seguidas contra la constante adversidad…me siento libre y liberado llorando. A pesar de que no es la cumbre, parece como si lo fuera…la mayoría de los compañeros lloran y a la vez ríen de emoción y especial resulta el abrazo con Òscar (amistad con quien he podido compartir muchísimas aventuras de montaña y una gran persona con la que espero poder compartir muchas más) así como con Jordi Girona (hace 3 semanas que nos conocemos si bien realmente parece como si fuera una amistad de las de siempre, tenemos mucha complicidad y conexión).

La energía expulsada en “Stella Point Kilimanjaro” es traidora. Todavía nos queda 1 hora hasta el Kilimanjaro. Es solo 1 km de distancia lo que falta, probablemente menos, pero es que nuestra velocidad ronda el kilómetro por hora, parece que llevamos peso en las piernas… grabados en “dron” pareceríamos una carrera de caracoles. Me hace aparición por primera vez el mal de altura, veo algún compañero vomitando…me gusta el momento que estoy viviendo, el que estoy viendo y a la vez sintiendo, si bien esto no saca que las condiciones son duras.

El Uhuru Peak llega, por fin. Son las 8:00 de la mañana. Sin duda es mi logro deportivo más trabajado y por tanto, de los que me ha generado mayor satisfacción de conseguir. Nos hacemos fotografías, comentamos la jugada con los compañeros, nos abrazamos… a pesar de las adversidades que cada cual del grupo ha tenido que gestionar desde la salida ya hace 8 horas, 14 de 16 personas habrán alcanzado la cumbre y las restantes 2 personas habrán llegado a “Stella Point Kilimanjaro”. Todos estamos muy contentos a la vez que psicológica y físicamente muy cansados y lo mejor que podemos hacer es perder altura, descenderemos 2.800 metros hasta Mweka a 3.100 metros de altura donde el mal de altura será historia y la satisfacción personal y del grupo omnipresente. Esta noche por fin descanso.

“El mal de altura, la fatiga, el dolor… son pasajeros. La gloria es eterna.”

Asante sana África. Estuve hace 10 años en 2013 y es imposible devolver todo el que te da África. Las sonrisas de su gente, sus ganas de vivir y prosperar, su energía y fuerza, su humildad… por instantes tengo la sensación de “casa” estando en África, este lugar tan lejano a mis raíces “físicas”. Nos volveremos a ver pronto África.

 

NOTA IMPORTANTE: En África fuimos víctimas de un robo del equipaje. Al parecer, no se trata de un hecho aislado y compañeros de otras expediciones se han encontrado con incidencias de este tipo cuando el equipaje ha llegado con retraso al aeropuerto. Se recomienda la contratación de un seguro que incluya compensaciones por pérdida y/o robo de equipaje.

GALERÍA DE LA ASCENSIÓN A KILIMANJARO (TANZANIA)

¿TE HA GUSTADO LA CRÓNICA DE LA ASCENSIÓN A KILIMANJARO (TANZANIA)?

Deja un comentario