CIMAS

CIMA Nº 22: DINARA

La montaña más alta de Croacia

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CROACIA

DINARA

07/09/2024

ALTITUD

1.831 m

ÒSCAR SOLSONA Y ANDREU LÓPEZ

NIVEL DIFICULTAD

BAJO

CRÓNICA DE LA ASCENSIÓN A DINARA (CROACIA)

Croacia es uno de los Estados más jóvenes de Europa en tanto se creó el 25 de junio de 1991 después de haber formado parte, durante décadas, de Yugoslavia (integrada a la vez por 6 Repúblicas Socialistas como Croacia, Bosnia y Herzegovina, Eslovenia, Serbia, Montenegro y Macedonia). Croacia junto a Eslovenia fueron las primeras repúblicas en declarar su independencia en un contexto de ascenso al poder de partidos nacionalistas en Serbia. Macedonia y Bosnia declararon también su independencia, no sin resistencia por parte de Serbia y derivando en el sangriento conflicto conocido como Guerra de Yugoslavia.

Nuestra aventura balcánica tiene por primera parada Split, la mayor ciudad de Dalmacia (región que se extiende del noroeste al suroeste de la costa del mar Adriático) y es la segunda ciudad más poblada de Croacia con unos 160.000 habitantes. Split presenta la singularidad de haber sido construida dentro, y posteriormente, en torno al palacio del emperador romano Diocleciano. En nuestra visita por esta localidad costera con origen romano (Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO) es por tanto visita obligatoria el inmenso palacio construido por el emperador Diocleciano así como las bonitas calles que lo rodean. Al atardecer, aprovechamos las últimas horas de sol del día para tomar una embarcación turística que nos lleva por los alrededores de la ciudad, así como a ser testigos, en una posición muy privilegiada, de la puesta de sol.

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En nuestro segundo día turístico por tierras croatas nos esperan casi 4 horas de conducción que son las que separan a Split de la capital Zagreb. Ésta cuenta con una población cercana a los 800.000 habitantes y su área metropolitana cuenta con más de un millón de personas que supone aproximadamente una cuarta parte de la población total de Croacia. Los principales atractivos croatas se encuentran en la costa Dálmata si bien en la capital del país se puede dedicar una tarde y os recomendaríamos visitar la “herradura verde” (sucesión de parques y jardines dispuestos en forma de “U” que ocupan una extensión de casi 3 km y a lo largo de los cuales se encuentran algunos edificios super emblemáticos del período austrohúngaro) así como la calle de Ivana Tkalčića (una de las principales arterias comerciales y de ocio de la ciudad que está llena de cafés, restaurantes y terrazas donde se puede degustar el plato típico local “Strukli”), la Catedral de Zagreb y la Plaza de Ban Jelačić. Para los que disponéis de más tiempo en la agenda, es muy característico en la visita a la capital, tomar el funicular de Zagreb que con sus 60 metros de recorrido es el más corto del mundo. Finalmente, y en las inmediaciones del funicular, hay una red de túneles conocidos como Túneles Grič que sirvieron de refugio antiaéreo durante la II Guerra Mundial y, más recientemente, durante la Guerra de Yugoslavia.

Completadas las visitas a Split y Zagreb, es necesario un equilibrio entre el entorno urbano y el entorno natural así que nos vamos a conocer el Parque Nacional de los Lagos de Plitvice. Plitvice podría ser conocido como el Paraíso del Agua ya que cuenta con 16 pequeños lagos, además de múltiples cascadas y arroyos. Declarado Parque Natural por las autoridades de la antigua Yugoslavia en 1949, los Lagos de Plitvice han recibido reconocimiento de la UNESCO como reserva natural desde 1979. Plitvice cuenta con 30.000 hectáreas de naturaleza impoluta y os recomendamos seguir el itinerario que recorre los 16 lagos y que os llevará unas 6 horas de tiempo a completar. Los senderos están perfectamente señalizados y adaptados y la entrada, no barata, de 40 euros incluye un viaje en una embarcación que cruza el lago principal de unos 2,5 kilómetros de longitud. No podemos perdernos en la visita al parque, la contemplación de la mayor cascada del parque, de 76 metros de caída libre.

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Abandonamos Plitvice y nos dirigimos a la localidad de Knin, ciudad ubicada cerca de los Alpes Dináricos y que será nuestra base antes de la ascensión al Dinara que con sus 1.831 metros es el techo de Croacia.

Es sábado. Me levanto pronto sobre las 7:00 de la mañana, aunque con Òscar hemos dicho de salir del apartamento a las 9:00. Ante todo, desayuno un poco (la propiedad muy amable y hospitalaria nos ha preparado unos croissants), leo el libro de Robin Sharma “La riqueza que el dinero no puede comprar” y hago unos ejercicios de estiramientos que el cuerpo siempre agradece cuando ha de realizar actividad física.

Antes de partir rumbo al inicio de la ruta vamos a comprar provisiones por el día (embutido, pan, fruta, refresco y algún que otro fruto seco) así como para que no se ponga celoso, vamos también a dar de comer a nuestro coche de alquiler. Llegamos al pequeño núcleo poblacional de Glavas (no tiene más de 4 casas) alrededor de las 10:00 y después de terminar de ajustar nuestras mochilas partimos camino a la cota 1.831 metros.

El inicio de la ruta se encuentra a una altura de 581 metros. Nos espera una larga ruta de 17,64 kilómetros y un desnivel positivo de 1.441 metros. La ruta está perfectamente señalizada con círculos con el centro blanco y el contorno rojo, así como el sendero se encuentra bastante bien definido. El día es muy caluroso, aunque se enunciaban lluvias por toda la semana.

Muy pronto de empezar a andar, tomamos conciencia de una mala noticia y es que la montaña empieza a adquirir tonalidades negras. El Dinara, unas 3 semanas previas a nuestra visita, fue víctima de un incendio que afectó a decenas de kilómetros y que entristece considerablemente nuestra progresión y ascenso. Hacemos una primera parada en la cota de justo 1.000 metros donde una fuente de agua y las sombras de unos árboles son muy bienvenidas. Hacemos una pausa de hidratación, así como comemos los plátanos que habíamos comprado y algunos frutos secos.

Al cabo de un centenar de metros del lugar en el que hemos hecho la pausa nos encontramos una bifurcación de la ruta y optamos por avanzar por la izquierda (así que regresaremos por la derecha). Posteriormente a la bifurcación, el sendero toma más inclinación y la progresión se vuelve más dura hasta llegar a un refugio no guardado sobre la cota 1.600 metros. A partir de este punto, en el horizonte se divisa una casita roja que es la cima del Dinara (también conocida como Signal).

Pasado el refugio no guardado, tenemos un paisaje más agradecido en varios sentidos: el incendio no llegó a estas cotas, así como el sendero avanza de forma suave con muy poca inclinación. La casita roja es cada vez más cercana a nuestros ojos. Nos sorprende la falta de excursionistas en la zona y es que parece que los croatas se decantan por el mar y por el fútbol donde Luka Modric toma la categoría de semi-Dios.

El techo croata de 1.831 metros llega y aprovechamos la presencia de excursionistas daneses en lo alto de la cima para que nos inmortalicen el momento haciéndonos unas fotos juntamente con Òscar. Es mi techo mundial número 21 (22 países) y es que el proyecto empieza a tomar ya una dimensión considerable.

Comemos tranquilamente en lo alto de la cima y retomamos la marcha si bien no repetimos el sendero del ascenso a la cima y avanzamos por la otra vertiente de montaña que si bien afectada por el fuego, no lo ha sido tanto. El ascenso a la cumbre nos ha llevado unas 4 horas y la bajada nos lleva unas 2,5 horas.

Llegados al coche nos despedimos de unos compañeros búlgaros que han compartido descenso con nosotros y es que en la ruta hemos conocido a gente de varias nacionalidades si bien ninguna croata que se encontrarán en la playa. Y hacia allí que nos vayamos…dormiremos en Trogir (localidad cercana a Split) antes de dirigirnos rumbo a la última parada de esta aventura balcánica. Nos hemos dejado la estrella Dubrovnik para el final del viaje.

El trayecto entre Trogir y Dubrovnik es largo y lleva unas 3,5 horas. Llegamos a nuestro «sobe» (significa «habitaciones») que son casas particulares en las que se puede dormir y que son muy característicos de Croacia donde por ejemplo los hoteles no son tan habituales. Hacemos el check-in muy rápido ya que a las 14:00 tenemos una actividad contratada de kayak por los alrededores de Dubrovnik y con el coche nos dirigimos lo más cerca posible al punto de encuentro. El coste de aparcar allí es de 10 euros por hora (si, de 10 euros por hora) pero no tenemos alternativas ya que, caminando desde el apartamento, no hubiéramos llegado a tiempo.

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Óscar no tiene experiencia previa en “kayak” así que me pongo detrás del biplaza. Hace años que no subo a un kayak, pero en mis estancias en Llançà, hace unos años, había adquirido una notable experiencia en su manejo. Lo cierto es que la memoria no me falla, Óscar lo coge lo suficientemente rápido y la combinación de ello hace que nuestra embarcación remonte posiciones desde la última hasta llegar a las punteras. La ruta por los alrededores de Dubrovnik es muy bonita e incluye una parada de 30 minutos en una cala en forma de cueva en la que podemos bañarnos, así como comer el pequeño “picnic” que nos han preparado. Llegamos a “puerto” sobre las 16:00 y rápidamente vamos a retirar nuestro coche que se encuentra sobre un bien muy preciado en el centro de Dubrovnik que se llama espacio. No nos cobran las 2 horas y 15 minutos que hemos estado, sino que nos aplican un fantástico redondeo al alza de 45 minutos y acabamos pagando el equivalente a 3 horas y un importe de 30 euros.

En el apartamento nos duchamos rápido y salimos también rápido porque a las 18:00 tenemos contratada otra actividad en la ciudad y que es la contemplación de la puesta de sol en un barco pirata con espectáculo incluido. El espectáculo/animación de dentro del barco es muy mejorable así que nos centramos en disfrutar de la contemplación de las murallas de Dubrovnik, así como de los acantilados e islas que la rodean.

Os recomendamos perderse por la Dubrovnik nocturna, descubrir sus calles y plazas con encanto, comer pescado en alguno de sus restaurantes, tomar una bebida en alguno de sus bares instalados sobre acantilados. También le recomendamos realizar la visita a Dubrovnik fuera de los meses de julio y agosto ya que, aparte de ser muy calurosos, la demanda y concurrencia turística es muy intensa. Íbamos con la idea de salir de fiesta para cerrar el viaje, pero ha sido un día bastante cargado de actividad, estamos un poco cansados ​​de no parar así que nos retiramos al “sobe” a descansar y prepararnos para la última actividad del viaje que sin duda se convertirá de forma imprevisible en una aventura total.

El “city tour” que hemos contratado por nuestra última mañana en Dubrovnik se convierte en un auténtico diluvio universal. Nunca me había encontrado bajo una lluvia tan intensa sin retirarme a un techo. La guía turística Maja, una auténtica profesional, aguantó estoicamente la lluvia sin paraguas e hizo una explicación muy cuidada de la ciudad mientras las calles se convertían en ríos y las escaleras se convertían en cascadas. Y con la llegada de las lluvias, nuestro periplo balcánico llega a su fin.

 

GALERÍA DE LA ASCENSIÓN A DINARA (CROACIA)

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