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Cómo prevenir el mal de altura en tus ascensos
Todo lo debes saber
En Top Summits of the World entendemos la irresistible llamada de las montañas y la emoción que sentimos al alcanzar cimas majestuosas. Sin embargo, también somos conscientes de los retos que conlleva la altitud, especialmente el mal de altura. Este fenómeno puede interrumpir incluso los planes mejor trazados si no se toman las precauciones adecuadas. Descubre qué es el mal de altura, por qué se produce y qué podemos hacer para prevenirlo en nuestros ascensos en nuestro artículo de blog.
¿Qué es el mal de altura y por qué se produce?
El mal de altura, también conocido como mal agudo de montaña (MAM), es una afección común que ocurre cuando ascendemos demasiado rápido a altitudes elevadas sin darle tiempo a nuestro cuerpo para aclimatarse. A partir de los 2.500 metros, el riesgo aumenta considerablemente, aunque la sensibilidad varía de una persona a otra.
Como bien sabemos en Top Summits of the World, a medida que ganamos altura, la cantidad de oxígeno en el aire disminuye, lo que significa que nuestro cuerpo tiene que trabajar más para mantener niveles adecuados de oxígeno en los órganos y tejidos.
Si subimos demasiado rápido, nuestro cuerpo no logra aclimatarse adecuadamente, lo que provoca una falta de oxígeno en el cerebro, los pulmones y otros órganos, desencadenando los síntomas del mal de altura.
¿Cuáles son los síntomas del mal de altura?
Cuando exploramos montañas y superamos grandes altitudes, es fundamental estar atentos a los síntomas del mal de altura, que pueden variar en gravedad según la altitud y la rapidez con la que ascendemos. Entre los síntomas más comunes se encuentran:
- Dolor de cabeza
- Náuseas y vómitos
- Fatiga o debilidad
- Mareos o vértigo
- Pérdida de apetito
- Dificultad para dormir (insomnio)
En casos más graves, como el edema pulmonar de altura (EPA) o el edema cerebral de altura (ECA), los síntomas pueden incluir dificultad extrema para respirar, confusión o pérdida de coordinación. Estos casos son urgencias médicas y requieren un descenso inmediato.
¿Cómo podemos intentar prevenir el mal de altura?
En Top Summits of the World siempre abogamos por una preparación adecuada para minimizar los riesgos en altitudes elevadas. Prevenir el mal de altura es posible si seguimos algunas estrategias simples pero efectivas:
Ascender gradualmente
La clave para evitar el mal de altura es realizar el ascenso de manera progresiva. Es recomendable no ascender más de 300-500 metros por día cuando estamos por encima de los 2.500 metros. Además, es ideal planificar días de descanso en altitudes intermedias para dar tiempo a nuestro cuerpo a aclimatarse.
Aclimatación adecuada
Si estamos planeando explorar cimas elevadas, es importante darle a nuestro cuerpo el tiempo necesario para aclimatarse. Esto significa permitir al menos uno o dos días de descanso antes de realizar actividades intensas en altitudes elevadas. La paciencia es clave en este proceso y puede marcar la diferencia entre una expedición exitosa o una interrumpida por el mal de altura.
Mantenerse bien hidratado
La deshidratación puede empeorar los síntomas del mal de altura, por lo que es esencial beber agua con regularidad. En Top Summits of the World recomendamos llevar siempre suficiente agua y evitar bebidas como el alcohol o el café, ya que tienden a deshidratar el cuerpo. Mantener una buena hidratación ayuda a que nuestro organismo se aclimate más fácilmente.
Entrenamiento en hipoxia
Una forma avanzada de prepararse para ascender a grandes altitudes es el entrenamiento en hipoxia, una técnica utilizada para mejorar la capacidad del cuerpo para funcionar con niveles reducidos de oxígeno. Este entrenamiento simula condiciones de alta altitud y puede realizarse en cámaras especiales de hipoxia o utilizando mascarillas que restringen el oxígeno durante el ejercicio.
El entrenamiento en hipoxia estimula el cuerpo a producir más glóbulos rojos, lo que mejora la oxigenación de los tejidos y aumenta la resistencia al mal de altura. En Top Summits of the World, hemos observado que aquellos que han incorporado este tipo de entrenamiento en su preparación previa a expediciones a grandes cumbres tienen una mayor resistencia y tolerancia a la altitud, disminuyendo significativamente el riesgo de sufrir mal de altura.
Es importante destacar que este tipo de entrenamiento debe realizarse bajo supervisión de expertos para evitar efectos adversos.
Evitar esfuerzos excesivos al principio
Aunque la tentación de explorar nuevas alturas es grande, es mejor no apresurarse. Los primeros días en altitudes elevadas deben ser tomados con calma para permitir que nuestro cuerpo se adapte. Evitar actividades físicas intensas en las primeras 24-48 horas es una excelente estrategia para prevenir el mal de altura.
Comer alimentos ricos en carbohidratos
Durante los ascensos, nuestro cuerpo necesita más energía para funcionar correctamente en altitudes elevadas. Los alimentos ricos en carbohidratos, como pasta, arroz y frutas, son ideales para mantener altos los niveles de energía y ayudar a que el cuerpo utilice el oxígeno de manera más eficiente.
Estar atentos a los primeros síntomas
En Top Summits of the World siempre recalcamos la importancia de escuchar a nuestro cuerpo. Si comenzamos a notar síntomas leves como dolor de cabeza o mareos, es crucial detener el ascenso y descansar. No ignorar los primeros signos es esencial para evitar que el mal de altura se agrave.
Tratamiento del mal de altura: qué hacer cuando los síntomas aparecen
A pesar de todas las precauciones que podamos tomar, es posible que experimentemos síntomas de mal de altura durante nuestros ascensos. En Top Summits of the World, sabemos que actuar rápidamente y de manera adecuada es esencial para evitar que una afección leve se convierta en algo más grave.
Pasos clave que debes seguir si te encuentras enfrentando los síntomas del mal de altura:
- Descender a una altitud menor: Si los síntomas son persistentes o empeoran, la única solución efectiva es descender unos 300-500 metros. Esto suele aliviar los síntomas de manera considerable.
- Reposo y recuperación: Una vez en una altitud más baja, es fundamental descansar. El cuerpo necesita tiempo para recuperarse del esfuerzo y de los síntomas del mal de altura. En este sentido, descansar adecuadamente puede hacer que los síntomas disminuyan gradualmente.
- Hidratación y nutrición adecuada: Beber agua es clave para ayudar al cuerpo a recuperarse del mal de altura. La deshidratación puede empeorar los síntomas, así que es esencial asegurarse de que estás bien hidratado, bebiendo pequeñas cantidades de agua de manera regular. También es recomendable consumir alimentos ricos en carbohidratos que te ayuden a mantener los niveles de energía y a soportar mejor las condiciones de altitud.
- Administrar oxígeno suplementario: El oxígeno suplementario es una medida que puede salvar vidas en casos más graves de mal de altura, sobre todo si la persona afectada no puede descender rápidamente. La administración de oxígeno ayuda a elevar los niveles de oxígeno en la sangre y puede aliviar temporalmente los síntomas mientras se organiza el descenso. Aunque esta no es una solución permanente, puede ser crucial en situaciones de emergencia hasta que se pueda realizar un traslado seguro a una altitud más baja.
En Top Summits of the World queremos que disfrutes cada uno de tus ascensos a las montañas más desafiantes del planeta. Prevenir el mal de altura requiere preparación, paciencia y un enfoque consciente de nuestro cuerpo. Siguiendo estos consejos y tomándote el tiempo necesario para aclimatarte, estarás mejor preparado para alcanzar esas cimas impresionantes sin poner en riesgo tu salud. Porque ¡las cimas del mundo nos esperan!
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